28 de Noviembre del 2022
El deseo satisfecho es una falacia. La fugacidad del placer al obtener lo buscado nos instala, necesariamente, en la insatisfacción: deseamos más de aquello que nos produjo unos minutos de goce y ni siquiera nos permitimos disfrutar del logrado, tan vertiginosa es nuestra condición. El deseo no es una finalidad, sino un movimiento hacia algo. El deseo es el viaje, no la meta . La satisfacción, por lo tanto, anula el deseo. Por eso, somos seres insatisfechos con algunos, muy pocos, momentos placenteros.